A Dios lo que es de Dios, y al César lo que es del César. No todo vale. Con tantos retos por delante es necesario contar con compañeros de confianza para la educación.
Nacimos hace cinco años para crear un cambio de paradigma en el sistema educativo español. Nuestra experiencia como docentes desde hace más de 20 años nos hace ver la educación con ojos críticos.
Durante estos años, hemos criticado lo que hacen otros programas en el sector de la educación. Críticas que en realidad, y en pro de la educación en nuestro país han sido constructivas. Críticas constructivas que deben servir para crear nuevas formas y nuevas estructuras que posibilitan el aprendizaje del inglés a través de conversación con personas nativas.
Estructuras que ayuden a los auxiliares a hacer mejor su trabajo, a que se sientan mejor en el país, a darles la oportunidad de integrarse en el país con todos los derechos y deberes al igual que cualquier otro ciudadano.
Hoy en día falta mucha atención personal en nuestras instituciones, pero más allá del trato humano, no podemos dejar de lado el cumplimiento de las normas establecidas y leyes que todos debemos cumplir. Es aquí cuando los resultados son muestra inequívoca de los caminos incorrectos que se han tomado en el pasado. Y a veces difícilmente revocables.
En Inlaes cumplimos escrupulosamente con la ley establecida. Nuestros auxiliares no solo tienen sanidad pública, sino también acceso a la sanidad privada, están dados de alta en la seguridad social, tienen certificado a negativo de delitos sexuales, pagan sus impuestos, y disfrutan de los derechos establecidos en las leyes
Como parte de esta gran familia cristiana, colaboramos con organizaciones cristianas en el extranjero que promueven la educación en entornos desfavorecidos. Como cristianos debemos revelarnos en contra de quienes deshumanizan la profesión, dejando de lado a quien no respeta a las personas. Y debemos ser estrictos en ello, porque nuestro ejemplo, debe ser nuestra mejor carta de presentación.
Auxiliares en educación de Inlaes. What else?
By Javier Castrillo