No sabía leer ni escribir hasta los 18 años, y ahora soy profesor en la Universidad de Cambridge.” Esta es la historia de Jason Arday, que no supo hablar hasta los 11 años, y a prendió a leer y escribir con 18 años.

Hoy en día, una de las motivaciones más relevantes en el alumnado es la superación personal y el alcance de objetivos fijos. El proceso de superación personal se traduce en múltiples beneficios para persona, entre las cuales destacan:

  • Mejor calidad de vida
  • Mayor aprecio por la vida
  • Desarrollo humano
  • Desarrollo profesional
  • Mejores relaciones interpersonales
  • Optimismo
  • Autoconocimiento
  • Autorrealización y plenitud
  • Mejor autoestima

Al superarte y sentirte mejor contigo mismo, diversos aspectos de tu vida cambiarán para bien e inevitablemente te volverás una persona más positiva, segura de sí misma, y competente. La historia de Jason puede ayudarnos a ver con más claridad la importancia de crear retos a los alumnos, para que puedan salir de su zona de confort, y superar sus propias barreras, para prepararlos de forma integral y personal.

Jason Arday fue diagnosticado en sus primeros años de vida de autismo y retraso general del desarrollo. Ahora, a sus 37 años, está a punto de convertirse en la persona negra más joven en ser nombrada catedrática de la Universidad de Cambridge, en Reino Unido.

Recuerda sentirse profundamente conmovido por el sufrimiento de los demás y sentir un fuerte impulso por actuar. «Recuerdo que pensaba que si no llegaba a ser futbolista o jugador profesional de billar, entonces querría salvar el mundo«, comenta. Su madre desempeñó un papel fundamental en el desarrollo de su confianza en sí mismo y sus habilidades. Le introdujo en un amplio abanico musical con la esperanza de que le ayudara a conceptualizar el lenguaje. Pero también despertó en él un interés permanente por la cultura popular que ha caracterizado algunas de sus investigaciones.

Arday, tras crecer en una zona relativamente desfavorecida y luego trabajar como profesor de escuela, dice, le permitió conocer de primera mano las desigualdades sistémicas a las que se enfrentaban en la educación los jóvenes pertenecientes a minorías étnicas. A los 22 años, Arday se interesó por la idea de realizar estudios de postgrado y habló de ello con su mentor. “Echando la vista atrás, fue entonces cuando creí de verdad en mí mismo. Muchos académicos dicen que acabaron ahí de casualidad, pero yo desde ese momento estaba decidido y centrado. Sabía que esta sería mi meta«, indica.

Tras muchos esfuerzos y el deseo ardiente de hacer el mundo un hogar mejor, Arday obtuvo dos máster y un doctorado en Estudios Educativos, para poder dedicarse a la docencia y ayudar a crecer a las generaciones más jóvenes. A la pregunta de cuándo se dio cuenta de que era sociólogo, responde que probablemente en 2015. «Reflexionando, eso es lo que quería hacer«. Ocho años después, está a punto de convertirse en catedrático de Sociología de la Educación en Cambridge.

La superación personal le permite al ser humano realizarse en diversos aspectos de su vida y encontrarle sentido a su existencia a través de la mejora continua. Saber que en ti hay cosas asombrosas que puedes desarrollar y que te harán crecer como persona actúa como un motor para sacar todo el potencial que hay en ti.

Y aunque parezca el colmo, es verdad que a veces somos nosotros mismos los que saboteamos nuestro propio desarrollo al dejarnos llevar por sentimientos de inseguridad, angustia, temor, ira y decepción. Nos dejamos inundar por miedos y dudas que sólo se traducen en excusas para no emprender el viaje hacia nuestra mejor versión.

Para esto, Arday es probablemente una persona en la que poder ver ese ejemplo de superación que, además, no sólo luchaba con él mismos y sus ambiciones y metas, sino que también luchaba contra su condición mental.

En Inlaes, os animamos a que la motivación y superación personal sean objetivos principales en cada una de las lecciones que se empeñan en los colegios, y que siempre haya una forma de estimular a los alumnos para que quieran ganar sus batallas. ¡A por ello!

No sabía leer ni escribir hasta los 18 años, y ahora soy profesor en la Universidad de Cambridge.”