No me gusta MasterChef, he de reconocerlo. Pongo MasterChef cada día que dejo mi cerebro plano para que la televisión pueda decirme lo que le apetezca. Y ahí estoy yo, criticando a los demás y a la vez, disfrutando de su cocina.
Justo cuando me di cuenta que estaba criticando a la gente que se atreve, sin ninguna necesidad, a ponerse delante de las cámaras, a ser humillados, maltratados, a aprender de tres profesionales (sino más), supe que me estaba equivocando. Estaba leyendo el programa con los ojos equivocados.
Es ahí donde se pone de manifiesto lo que nos falta en la educación. Primero valor para aprender, ganas y fuerza para enfrentarse a lo nuevo. Todos hacemos cosas mal, y posiblemente inútiles, reconócelo. Pero no lo hacemos. Nos quedamos en lo que sabemos hacer, sin aprender nada nuevo. No dejamos que la cocina, un día me quemo, otro me corto, otro no como, y otro me sale perfecto entre en nuestro día a día.
Inlaes tiene la misión de acercar a los alumnos la vida real. Adaptando los contenidos para cada edad. Utilizando los profesionales para que podamos aprender paso a paso. Al igual que en los campamentos Campever, creemos que todos podemos hacer de todo, pero no todos al mimos nivel. Es decir, debemos rebajar nuestra ansiedad a la hora de enseñar, porque nuestros hijos pueden lavar un tomate, (aunque lo rompan la primera vez), pueden cortar con la mano la lechuga.
Pero si crees que tu hijo puede hacer más, quizás pueda saber cuando la pasta está lista, probándola minuto a minuto, o el arroz. O a lo mejor puede preparar un gran pollo al horno. ¿Depende esto de la edad? ¿O depende de lo que haya hecho ayer? Así es, depende de lo que ha hecho ayer. Vayamos día a día. Ese es el verdadero cambio educativo.
Deja que los alumnos prueben a cocinar. Igual cocinan mejor que tú.
By Javier Castrillo